Las mujeres van al sepulcro de amanecida (Mc. 16, 1-6) El domingo, muy temprano en la mañana, antes que saliera el sol, María Magdalena y otras mujeres van al sepulcro con perfumes y ungüentos, que han preparado para el cuerpo muerto de Jesús. Al llegar, les llama la atención que la gran piedra que tapaba la tumba no está en su sitio. Alguien la ha removido. Al asomarse al interior del sepulcro no ven nada, sólo las sábanas blancas dobladas sobre una piedra. Lo primero que se les ocurre pensar es que se han robado el cuerpo de Jesús y, llenas de pena, se devuelven corriendo a la ciudad a contarles a los discípulos lo que ha sucedido. Pedro y Juan corren también a ver qué ha sido de su amigo muerto. Cuando comprueban lo que decían las mujeres, que la tumba está vacía, recuerdan las palabras de su Maestro, que les había dicho que moriría pero que resucitaría 2 después de tres días. Jesús ha cumplido su palabra. Está vivo en algún lugar, Jesús ha vencido a la muerte. HA RESUCITADO. ¡ALELUYA!
Jorge Arriagada
Director de Pastoral